Soñando el bosque II, 2019. Instalación: madera, transfer sobre seda y cordón, medidas variables.
En Overwhelmed Incorporeal Happiness, comisaria Patricia Brien, PILOTENKUECHE, Leipzig, Alemania, 2019.
El proyecto Soñando el bosque habla de la experiencia efímera de pararse frente a un árbol; de la experiencia incorpórea de recordar la naturaleza. La obra reflexiona sobre la relación del ser humano con la naturaleza, sobre ese contacto “natural” y primigenio. Es un trabajo sobre memoria. Busco reconectar con la naturaleza a través de la memoria. Recordar la sensación de enfrentarse al viento, las hojas, la hierba… La obra no es explícita, cada cual leerá en ella su propio recuerdo. Traer la naturaleza como recuerdo a la ciudad es la única manera de hacerla presente.
En Soñando el bosque III, la acción tiene lugar en un paraje desolado por el frío. Los árboles sólo mantienen sus ramas desnudas en pie. La acción es un ritual, una danza, donde el cuerpo utiliza un artefacto que sirve para recordar la vida del bosque. El artefacto o prótesis, es una estructura de madera que soporta en su parte superior una seda que contiene el recuerdo de un bosque frondoso. Como si fuera un filtro, el cuerpo observa el bosque a través de él y superpone hojas frondosas sobre los esqueléticos troncos del paisaje. La acción de recordar el bosque se impulsa por la música, una canción de instrumentos de viento. El vídeo ralentizado muestra en cámara lenta cada detalle de la acción.
Siguiendo con la línea de reflexión de Soñando el bosque, la serie Bellos pedazos de países nace durante los días de confinamiento en Madrid. El encierro en una ciudad como Madrid fue duro. La vida se convirtió en una estrecha relación con las paredes de la casa. Por las ventanas, el paisaje no dejaba de ser urbano: edificios y cemento. La necesidad de naturaleza se volvió evidente. Añoraba enfrentarme nuevamente a esos sublimes paisajes naturales. Me sumergí entonces en la lectura de Maderuelo sobre paisaje. En el libro “El paisaje, génesis de un concepto” Maderuelo habla sobre las primeras menciones conceptuales de paisaje, cuando aún no existía un término concreto para denominarlo, es decir, cuando aún no existía la palabra “paisaje”. Cuenta entonces que Vicente Carducho publicó en 1633 un tratado titulado “Diálogos de la pintura”, donde en un intento por referirse al disfrute de un paraje real situado a orillas del río Manzanares, sin encontrar el término exacto que sirviese para nombrar ese lugar real y concreto, hace uso de la frase “bellos pedazos de Paises”. De forma asombrosa Carducho explica con su expresión la génesis del moderno término paisaje en español.
Si nos adentramos en la definición de paisaje, Maderuelo nos ilumina al respecto: “el paisaje no es un ente objetual ni un conjunto de elementos físicos cuantificables, sino que se trata de una relación subjetiva entre el hombre y el medio en el que vive, relación que se establece a través de la mirada”. Por tanto, se podría entender el paisaje como cualquier relación que atrapa y conmueve la mirada. En este sentido, el proyecto Bellos pedazos de países propone captar el paisaje que surge de pequeños elementos de la naturaleza.
Durante “la hora del paseo”, breves y estrictas salidas permitidas durante el confinamiento, comencé a recolectar pequeños elementos para llevarme a casa: piedras, trozos de roca, hojas, ramas, plantas, entre otros. Era una forma de conservar esa naturaleza que tanto necesitaba. Tal vez eran souvenirs de esos encuentros. Los elementos recolectados no eran cualquiera cosa, eran elementos muy peculiares que llamaban mi atención, eran elementos sublimes ante mis ojos. Cada uno de ellos contenía un mundo, insinuaban un lugar imaginario donde divagar. Los objetos en casa funcionaban como micro paisajes. Tomé mi cámara y decidí fotografiar aquellos pedazos de naturaleza. De la imagen los pasé a la materia. Utilizando transfer los paisajes se grabaron al textil dando como resultado esta sutil serie de micro-paisajes. Estos evocadores paisajes me ayudaron a aliviar la sensación de artificio y a escapar a lugares oníricos que sólo veía a través de ellos.
Las obras Soñando el bosque I, II y III y Wearable landscape fueron realizadas durante un programa de residencia en PILOTENKUECHE financiado por las “Becas de residencia en el extranjero para jóvenes artistas” de la Comunidad de Madrid en 2019.
Izquierda: Soñando el bosque I, 2019. Transfer sobre seda y madera, 240 x 130 x 115 cm.
Derecha: Soñando el bosque III, 2019. Videoperformance, monocanal, color, sonido, 21’14”. Fotograma.
Soñando el bosque III, 2019. Videoperformance, monocanal, color, sonido, 21’14”.
Wearable landscape, 2019.
Bellos pedazos de países I, 2020. Políptico: 24 piezas, fotografía sobre textil (transfer) y marco de hierro negro, 230 x 71 cm.
Bellos pedazos de países I, 2020. Políptico: 24 piezas, fotografía sobre textil (transfer) y marco de hierro negro, 230 x 71 cm, 27 x 19 cm c/u.
Bellos pedazos de países I, 2020. Políptico: 24 piezas, fotografía sobre textil (transfer) y marco de hierro negro, 230 x 71 cm, 27 x 19 cm c/u.
Bellos pedazos de países I, 2020. Políptico: 24 piezas, fotografía sobre textil (transfer) y marco de hierro negro, 230 x 71 cm, 27 x 19 cm c/u.
Bellos pedazos de países I, 2020. Políptico: 24 piezas, fotografía sobre textil (transfer) y marco de hierro negro, 230 x 71 cm, 27 x 19 cm c/u.
Bellos pedazos de países II, 2020. Políptico: 6 piezas, transfer sobre textil y marco de hierro negro, 27 x 126 cm, 27 x 19 cm c/u.