
Solo vine a ver el jardín, 2019. Instalación: estructura de madera y hierro, transfer sobre seda, poesía, luz y planta, 180 x 180 x 230 cm. En Algún lugar entre arriba y abajo, Alfama, Madrid, España, 2019.
Y pensó, solo vine a ver el jardín. Pero ya había sido devorado por dragones.
Solo vine a ver el jardín busca mover al espectador entre espacios íntimos de reflexión sobre la esencia del ser humano y su correlación con el entorno natural, ambos interconectados por el frágil equilibrio de un ecosistema que sostiene la vida. El proyecto habla sobre la conexión primitiva con nuestro entorno, sobre nuestro primer contacto con el mundo, sobre el aire, sobre el tiempo, sobre la piedra…
Obras como Érase una vez proponen una visión incierta del futuro. Entre fragmentos la imagen reconstruye recuerdos cosidos entre sí aludiendo a la experiencia sublime de enfrentarse al viento, al sol, la tierra, las hojas, el bosque… vivencias comunes que algún día no serán más que historias. Entre una visión desoladora del futuro, el proyecto plantea rememorar la belleza del presente dejando entrever el peligro que supone perder el vínculo con la Tierra. En este sentido la obra Solo vine a ver el jardín, nos recuerda ese vínculo primigenio del ser humano con la naturaleza. La obra hace un guiño a las primeras arquitecturas del hombre. Dentro del refugio una serie de retratos se enfrentan levantando elementos como plantas y piedras. Podrían ser ofrendas. Una serie de fragmentos de poemas se intercalan entre las imágenes construyendo un relato reflexivo que cuestiona la integración del ser con la tierra, con los animales o con las plantas. La obra plantea un juego visual entre el umbral de lo real y lo onírico.
La pieza de vídeo Animales en el bosque, muestra al cuerpo humano en su entorno natural bajo las inclemencias del tiempo. Arropada por el bosque, lentos movimientos inducen a un estado de meditación y concentración. En un intento por conectar nuevamente con su origen animal, el cuerpo toma diferentes posturas que resemblan cuadrúpedos.

Solo vine a ver el jardín, 2019. Instalación: estructura de madera y hierro, transfer sobre seda, poesía, luz y planta, 180 x 180 x 230 cm. En Algún lugar entre arriba y abajo, Alfama, Madrid, España, 2019.

Izquierda: Érase una vez... I, 2019. Transfer sobre tela, madera, hierro y costura, 60 x 120 x 266 cm. Derecha: Érase una vez... II, 2019. Transfer sobre tela, madera, hierro y costura, 60 x 120 x 266 cm.
Animales en el bosque, 2019. Videoperformance, monocanal, color, sonido, 4’35”.

Izquierda: Madre te he fallado, 2019. Transfer sobre textil y bordado, 72 x 113,5 cm. Derecha: Las piedras de Sísifo, 2019. Transfer sobre textil y bordado, 55 x 160 cm.