Un resumen de la exposición «Algún lugar entre arriba y abajo».
Tamara Jacquin Algún lugar entre arriba y abajo
Y pensó, sólo vine a ver el jardín. Pero ya había sido devorado por dragones.
Fotografía, vídeo, poesía, textil y luz componen la exposición Algún lugar entre arriba y abajo en el espacio Alfama Madrid, una muestra de carácter instalativo que propone un encuentro entre cuerpo y naturaleza.
La exposición busca mover al espectador entre espacios íntimos de reflexión sobre la esencia del ser humano y su correlación con el entorno natural, ambos interconectados por el frágil equilibrio de un ecosistema que sostiene la vida. Algún lugar entre arriba y abajo, habla sobre la conexión primitiva con nuestro entorno, sobre nuestro primer contacto con el mundo, sobre el aire, sobre el tiempo, sobre la piedra…
Obras como Érase una vez proponen una visión incierta del futuro. Entre fragmentos la imagen reconstruye recuerdos cosidos entre sí aludiendo a la experiencia sublime de enfrentarse al viento, al sol, la tierra, las hojas, el bosque… vivencias comunes que algún día no serán más que historias. Entre una visión desoladora del futuro, la exposición plantea rememorar la belleza del presente dejando entrever el peligro que supone perder el vínculo con la Tierra. En este sentido la obra Sólo vine a ver el jardín, nos recuerda ese vínculo primigenio del ser humano con la naturaleza. En este pieza, que hace guiño a las primeras arquitecturas del hombre, el diálogo entre retratos y fragmentos poéticos cuestiona la integración del ser con la tierra, con la piedra, con los animales, con las plantas, construyendo relatos visuales que juegan entre el umbral de lo real y lo onírico.